Brevis oratio et longa manducatio. Agasajo y discurso: influencia y herencia de la tradición romana en el protocolo español

IX Jornadas sobre Protocolo 
"Espacios y ámbitos de aplicación del Protocolo"
UNED
Viernes de 8 de mayo de 2015
10:00-12:00 horas

Si nos remontamos a los inicios de nuestra tradición de cultura, a la Antigua Grecia, advertimos que todas las actividades oficiales en la ciudad-estado  (polis) comenzaban por un sacrificio seguido de una comida. Hoy en día, cualquier institución pública o privada no concibe otro modo de terminar un acto, una inauguración, la botadura de un barco o un congreso, sin una copa de vino, un banquete o alguna forma de refrigerio. Los españoles llevamos esta costumbre a América –mal llamada latina, sino hispánica, como debería ser-. Y todos los pueblos de su estirpe siguen el uso. En algunos casos, como Venezuela, el acto social que sigue al acto oficial tiene tanta importancia como el que lo provoca. El refrigerio se prepara con tanto esmero como el acontecimiento principal en sí.

El arte de invitar en un elemento esencial de la vida social, diplomática, política, empresarial o de cualquier otro orden. La historia enseña que no pocos conflictos se han resuelto a la mesa, y no sólo en la mesa, y que un buen anfitrión tiene mucho camino andado en la diplomacia, el comercio o cualquier otro tipo de negocio o relaciones entre las personas, los pueblos y las instituciones. Cuando hablamos de banquete ceremonial, de agasajo, hablamos de una de las formas más queridas de manifestación de nuestra cultura latina, en la que ibéricos e italianos tomamos cierta ventaja sobre otros pueblos de nuestra órbita cultural. Con no menos exquisitez que otros pueblos; nosotros solemos ser espléndidos anfitriones, solemnes y generosos en el arte de invitar.

Desde esta perspectiva, basta con echar un ligero vistazo al pasado, para advertir que, en esencia, siguen vigentes rituales, principios simbólicos, y hasta vicios y excesos del modo de invitar romano. Patricios y matronas, en la época de máximo esplendor cuidaron como pocas culturas lo han hecho el ritual de la cortesía y, aunque con el tiempo cayeron en exceso y emprendieron el camino de su propia destrucción, aquella civilización nos donó –y siguen vigentes- modelos y paradigmas que constituyen el sustrato de una parte esencial de nuestra cultura europea.

Dice el escritor gallego Álvaro Cunqueiro que Roma es lo tangible. Es la lex, la ciudadanía, el acueducto, el foro, la seguridad jurídica, la calzada, la civilización, el vino y el banquete, el agasajo, en suma. Y nada, añade, más culto que el vino porque nada hay más civilizado, puesto que por sí sola jamás lo hubiera fabricado la naturaleza, sin la mano del hombre.
Roma está presente en el modo de organizar, de recibir a los invitados, de disponer su colocación en la mesa, de la abundancia y esplendidez del anfitrión; en la cortesía, la etiqueta, los rituales, los modos, la conversación adecuada….Todo es Roma. Entre nosotros, el agasajo constituye una pieza esencial de todo acto social, de todo acontecimiento público o privado al que asisten invitados…a quienes no se manda para casa con una copa de cava por todo pertrecho, o simplemente nada.

El discurso

En los actos públicos, el discurso, la oración, el relato, la plática, la “laudatio”, el, el uso de la palabra en cualquiera de sus variantes y formas constituye un elemento esencial en la búsqueda del resultado final. Determinados eventos protocolarios tienen en el discurso mismo su razón de ser: el ingreso en una Real o Nacional Academia, la Lección Magistral en los actos Universitarios, el discurso persuasivo en las investiduras parlamentarias, la alabanza o “laudatio”, en homenajes o nombramientos honorarios, polarizan alrededor de sí el resto del evento.

Lo primero que se precisa para construir un discurso es un motivo, o mejor, una necesidad, una justificación una razón de ser. Hay que tener algo que decir a alguien. En este sentido, los clásicos nos siguen ofreciendo un inmenso caudal de ejemplos. Lo inventaron todo y nadie les ha superado. Pero construir en nuestros días un discurso clásico, salvo para un académico, es complejo y no siempre enteramente rentable. Por ello, se suele recurrir a otros dos modelos, más sencillos, pero enormemente eficaces: a) el Modelo Judicial (moderno) y b) el Modelo Teatral. Cada uno de ellos reproduce, en su caso, los tres tiempos del proceso público o del drama italiano (informe, pruebas, conclusiones o representación, nudo y desenlace).

Los clásicos llamaron a la retórica el ars bene dicendi, el arte del bien decir. Entendían que construir un discurso era seguir escrupulosamente una serie de secuencias que llamaron Inventio, Dispositio, Elocutio, Memoria y Actio. Lo inventaron los griegos, lo perfeccionaron los romanos y lo sintetizó Quintiliano en su Summa.

A Kant le preocupaba especialmente la adecuación del discurso a la naturaleza del auditorio. La forma de los discursos, la argumentación, deben considerar siempre este factor. Lo primero que debe preoocupar al orador es hacerse con el auditorio, caerle simpático. Ser amable (benevolum), atento y cordial (attentum) y flexible, nada dogmático no impositivo de entrada (docile). La doctrina clásica enseñaba infinidad de recursos para atraerse la atención del auditorio, truco en el que no tuvieron rival los grandes oradores forenses romanos.

En todo discurso, el remate es una de las joyas de la corona retórica. Saber terminar bien no es fácil. Lo ideal es que parezca corto, que termine a tiempo, que deje en el auditorio el deseo de un poco más. Es el punto donde frecuentemente brilla la inteligencia, la originalidad y el talento del orador.


A veces, lo realmente difícil de un discurso es saber terminarlo.

Esta es el resumen de la intervención de Fernando Ramos en las IX Jornadas sobre Protocolo. A continuación un breve curriculum

Doctor en Ciencias de la Información (Sección Departamental de Derecho de la Información, Departamento de Derecho Constitucional) por la Universidad Complutense de Madrid. Licenciado en Periodismo por la misma Universidad y Técnico en Radiodifusión y Televisión por la Escuela Oficial de Madrid.

Doctor en Derecho por la Universidad de A Coruña. Departamento de Derecho Público. Facultad de Derecho.

Profesor Titular de Deontología y Derecho de la Información y la Publicidad en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad de Vigo. Dirige los cursos complementarios de Comunicación y Protocolo, el Foro Hispano-Luso Iberoamericano de Protocolo y las Jornadas de Comunicación Institucional e Imagen Pública. También dirige los cursos de Especialista en Dirección de Comunicación y Consumo, y en Publicidad, Mercadeo y Consumo, respectivamente, título propio de la Universidad de Vigo en colaboración con la Xunta de Galicia.

Imparte la materia de Protocolo en el Master de Lengua y Comunicación en los Negocios de la Universidad de Vigo. Profesor invitado de diversas universidades españolas y extranjeras en cursos especializados superiores y masters de Comunicación y Protocolo. Director de la Academia de Protocolo de la Organización Internacional de Ceremonial y Protocolo. Ha desempeñado la Presidencia de la Comisión de Deontología y la secretaría del Comité de Ética. Es autor del Código Deontológico de la OICP, aprobado solemnemente en Roma en noviembre de 2007. Ha sido ponente en los Congresos Internacionales de Protocolo celebrados a partir del año 2001 hasta el presente.

Ha ejercido el periodismo a lo largo de los últimos treinta años en los principales medios de comunicación de Galicia y desempeñado diversas corresponsalías de medios y agencias nacionales. Vinculado a la empresa, ha dirigido el departamento de relaciones externas en instituciones vinculadas al sector pesquero. Ex presidente de la Asociación de la Prensa de Vigo, ha sido consejero nacional de la FAPE (Federación Internacional de Asociaciones de la Prensa). Pertenece a la Federación Internacional de Periodistas, a la Sociedad Española de Periodística, a la Sociedad de Estudios Institucionales, al Observatorio Iberoamericano de Estudios de la Comunicación, al Foro Iberoamericano de Estrategias de la Comunicación y a la Asociación de Técnicos de Protocolo de Galicia, Ha publicado más de una veintena de libros y numerosos artículos en publicaciones científicas. Es consultor de la Enciclopedia Galega Universal. Editorial Ir Indo.

Está en posesión de diversos premios profesionales y de la Cruz al Mérito Militar, con distintivo blanco, en reconocimiento a sus trabajos como especialista en historia militar.

Vigo, abril 2015

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA PROFESIÓN DE PROTOCOLISTA

¿Qué es el Protocolo Institucional?

Tratamientos de los cargos académicos universitarios